jueves, 17 de enero de 2013

Una Cataluña independiente destrozaría el PIB español

Excelente artículo de José Luis Gómez



La situación de Cataluña sigue complicándose, tanto para quienes buscan la independencia –un tanto excluyentes- como para quienes quieren mantener la unidad de España. Los primeros, CiU y Esquerra Republicana, quieren llegar tan lejos que se quedan sin aliados, y los segundos carecen de unidad de acción, tal vez desconcertados por la deriva de CiU, cuya trayectoria democrática siempre fue de pacto con Madrid. Lo que sí parece evidente es que el asunto catalán preocupa y ocupa. ¿También en el mundo económico? Va a ser que sí, y mucho, como se explica en un análisis publicado en el diario La Región.
Desde la patronal española –presidida ahora por un catalán, Joan Rosell- se ve con inquietud la ruptura de la unidad de mercado y desde el empresariado catalán de Fomento del Trabajo se observa con contrariedad la declaración soberanista. Por eso su presidente, Gay de Montellà, se aferra a la alternativa del pacto fiscal frente a la independencia. Digamos que cuando se habla de dinero todos ponen la oreja, incluso la Generalitat, que aspira a un concierto económico bilateral en paralelo a la apuesta por la independencia, y que cuando se habla de política cada uno busca su puerta de salida. O de entrada, claro, según se mire.

 






Cataluña, que sigue siendo el motor económico de España, a cuyo PIB aporta casi un 20% de su valor, es lo suficientemente grande como para asegurar que sin su presencia el Estado quedaría desdibujado, no solo políticamente, sino también en su dimensión económica. De alguna manera es eso lo que dificulta el cupo catalán. Al País Vasco se le admite ese privilegio, similar al de Navarra, porque, entre otras cosas, no hace tambalear las cuentas del Estado. Pero si a Cataluña se le diese el mismo trato que al País Vasco, el presupuesto español sería inviable, a riesgo de destruirse –todavía más, sí- el Estado del bienestar. Lo que inquieta, de verdad, en Madrid es precisamente eso, más que la palabrería que emiten CiU y ERC desde Barcelona, con una declaración que marca como objetivo que Cataluña sea un nuevo Estado y proclama al pueblo catalán como un "sujeto político y jurídico soberano".
En medio de semejante lío político y económico, los que respiran algo más tranquilos son los socialistas españoles, una vez que ha quedado claro que el PSC –al igual que Iniciativa- no secundará la declaración soberanista del día 23. Por un momento, en Ferraz se han planteado crear una estructura propia del PSOE en Cataluña, ya que el discurso de su socio, el PSC, no acaban de verlo. Los socialistas catalanes dicen que defienden la consulta pero no la independencia y tal vez ese discurso complejo tiene una explicación interna, que en Cataluña se entiende y es asumido por muchos socialistas catalanistas, pero que en Madrid se confunde con la vía secesionista. En realidad, lo que le preocupa al PSOE no es ya si lo puede entender intelectualmente, sino que su postura como partido español queda en entredicho, si lo hace; máxime cuando desde el PP no hay el más mínimo matiz en ese terreno.
Si todo se enreda tanto es porque muchos catalanes tienen como idea dominante que sus problemas desaparecerán si se integran en la UE sin la mediación del Estado español, que es percibido como una carga. CiU cree que seguir en España tiene un alto coste para su bienestar, e incluso el ministro Margallo reconoce que con Cataluña hay que problemas de encaje y de financiación que deben resolverse. @J_L_Gomez

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