El pasado lunes 13 de agosto, Juan Manuel Sánchez
Gordillo (Alcalde de Marinaleda desde 1979 y Diputado del parlamento de
Andalucía desde el 2008) lideró un atraco a un supermercado. Posteriormente se
han dado más atracos, obviamente debemos posicionarnos claramente en contra de
la actitud de este hombre por ser un delito. Sin embargo, lo legal y lo ilegal
a veces nos lleva a puntos de vista peculiares, por ejemplo lo que hizo Hitler
en Alemania era claramente legal. Juan Manuel llevó a cabo este atraco con el
fin de coger alimentos y dárselos a las familias que no tenían que comer por
culpa de la crisis. Esto en primer lugar nos abre los ojos, porque tanto hablar
del Banco Central, del Ibex, del déficit o del PIB nos está alejando la vista
de los problemas reales. ¡¡Hay gente que pasa hambre!! Dejadme que abra la lata
de las propuestas radicales ¿Sabéis cuánta comida tira un supermercado cada día
a la basura porque se cumple la fecha de caducidad? No podría el Gobierno (por
ejemplo) conceder unas tarjetas a las personas con dificultades económicas de
tal manera que pudiesen llevarse gratuitamente estos alimentos 24-48 horas
antes de caducar. El Gobierno podría pagarlos por un porcentaje inferior al
precio del producto, pero el supermercado cobraría algo frente a nada que es lo
que obtiene cuando lo tira. Todos ganarían, la clave está en que el Gobierno
negocie con los supermercados uno a uno o con representantes del sector, pero
me parecería una política muy acertada.
De nuevo el motivo por el cuál no se lleva a cabo esa
política es el mismo que impide otras muchas, el miedo a perder. Es decir, es
una medida demasiado creativa, nunca antes vista y eso le da alergia ya no al
Gobierno actual, sino a los políticos en general. Lo que me conmueve por otro
lado es que con este asunto del robo a los supermercados y la respuesta de la
justicia hacia este, se está poniendo de manifiesto que en España existe
licencia para robar. Es decir, personajes como Fabra (el señor pegado a las
gafas de sol), Camps o Rato, cada cual a su manera montan tinglados en los que
la gente de a pie sale gravemente perjudicada (obsérvese el eufemismo que he
empleado) y parece que no aquí no pasa nada. Ahora bien, en el momento que un
muerto de hambre le de por robar está jodido (perdón por la expresión). Por
supuesto que no pido una menor responsabilidad para quienes roban
supermercados, lo que pido es:
-
Que la ley sea igual o más dura con los
políticos que han generado graves perjuicios a la sociedad
-
Que el Gobierno aplique una medida económica
en base a la comida que desechan los supermercados, como explicaba en este
artículo hay modos mediante los que podrían emplearse esos recursos.
¿Entonces deberíamos atracar todos supermercados? ¿Cuál es exactamente tu punto de vista?
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