domingo, 5 de febrero de 2017

Los modelos económicos



ey! Que bien estar de nuevo recibiendo tu visita, muchas gracias, nos motivas a seguir. ¿Recuerdas que era aquello de un modelo económico? Se que lo recuerdas pero, dame una definición...no es fácil así que os daré una, nos vemos pronto

Borja Montaño @BorjaMontano #CienciaEconomica

(el artículo que vais a leer es una contribución de Díaz Pulido, José Manuel)

I. CONCEPTO
Un modelo económico es una representación simplificada de la realidad, en la que se ponen de manifiesto las interrelaciones entre las variables relevantes. Los modelos económicos pueden ser verbales, gráficos o matemáticos, según el lenguaje formal utilizado para presentarlos.
La utilidad de los modelos consiste en su capacidad para explicar relaciones causales respecto a los problemas económicos relevantes y responder a preguntas como, por ejemplo, ¿De qué depende el crecimiento económico? ¿Qué variables explican la distribución de la renta? ¿Cuáles son las causas que están detrás de un proceso de inflación?. Al aislar las variables relevantes que inciden sobre un determinado hecho económico, es posible identificar y medir la intensidad de las distintas relaciones causales.
La ventaja del uso de modelos matemáticos consiste en que proporcionan cierta seguridad de que la lógica deductiva es correcta (mediante el uso de las herramientas del cálculo y del álgebra). Por otra parte, la expresión formal del modelo permite su contrastación, mediante el análisis econométrico de la evolución de las variables relevantes en la economía real. Este contraste se realiza mediante el análisis de los datos procedentes de registros administrativos (p.e. registro de parados, cifras de pensionistas, etc.), de encuestas (p.e. encuesta de población activa, índices de inflación, etc.), o bien mediante la realización de experimentos o cuasi-experimentos sociales o de laboratorio.
A pesar de estas ventajas, existe una corriente crítica con el excesivo uso de modelos económicos. Especialmente por el —en ocasiones excesivo— grado de simplificación de los mismos, por la dificultad de que los modelos puedan recoger todas las variables de una realidad tan compleja como es la sociedad y los comportamientos económicos y por la tendencia a “sacralizar” los modelos y sus aplicaciones.
II. EJEMPLO
Uno de los modelos económicos más sencillos es el de la curva (o frontera) de posibilidades de producción. Dicho modelo intenta simplificar la realidad a partir de una economía donde solamente existen dos productos (cañones y mantequilla, en la formulación del profesor Samuelson) y dos factores de producción (capital físico y trabajo). La cantidad total de los factores de producción en dicha economía es fija. Ambos factores se pueden usar para producir uno u otro bien, si bien el rendimiento de ambos factores es decreciente. Esto es, a medida que incrementamos el número de unidades de los factores en un bien, los incrementos marginales de producción son cada vez menores.
El significado económico de este supuesto es que no todos los individuos ni todas las máquinas tienen la misma capacidad para producir un determinado bien. De modo que si la economía va reasignando el uso de los factores de producción de un bien al otro, a partir de un determinado momento, los aumentos en la producción del bien al que se añaden los factores provocarán reducciones cada vez mayores de la producción del bien en el cual se sustraen factores.
Matemáticamente se puede expresar de la siguiente forma:
y = f (x) donde f (.) es una función monótonamente decreciente y cóncava:

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A pesar de haber presentado una función con una sola variable dependiente y una independiente, en Economía es frecuente usar el símbolo de la derivada parcial para expresar la idea de que existen más variables explicativas que no se encuentran en la representación gráfica. Dichas variables son los parámetros estructurales, que producen movimientos de la curva o función presentada. Y se restringe tanto el dominio como el recorrido de la función al espacio de los números reales positivos, ya que no existen valores de producción negativos.
La representación gráfica de una función que cumpla las propiedades anteriores es la siguiente:

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Este modelo pone de manifiesto que si una sociedad decide incrementar la producción de un bien (p.e. el gasto militar, ejemplificado por los cañones) incurre en el coste de oportunidad de la pérdida de producción del otro bien (bienes de consumo civil, ejemplificados por la mantequilla). Por supuesto, la matemática del modelo permite comprobar fácilmente que el coste de oportunidad es creciente a medida que incrementamos la producción de un bien.
III. HISTORIA
Si bien existen varios antecedentes en los economistas clásicos como Ricardo (1772-1823) o Malthus (1776-1834), o incluso en fisiócratas como Quesnay (1694-1774), es común aceptar que la generalización del uso de modelos matemáticos para explicar las relaciones económicas se realizó en el llamado periodo neoclásico. Autores como Walras (1834-1910), Jevons (1835-1882) o Menger (1840-1921) trataron de ofrecer modelos matemáticos que fueran capaces de explicar y predecir los fenómenos económicos. Para ello, aplicaban la lógica matemática a ciertos axiomas de comportamiento extraídos de los clásicos. Principalmente, que los individuos son racionales y tratan de maximizar la utilidad que obtienen del disfrute de los bienes y servicios disponibles en la economía. Estos intentos se adaptaban perfectamente al paradigma imperante de la física newtoniana, el positivismo de Comte (1798-1857) y el iusnaturalismo liberal, y, en general, con la creencia de que es posible encontrar —mediante la razón— las claves del funcionamiento de los procesos sociales. En concreto, Walras trató de ofrecer un modelo de equilibrio general que fuera capaz de explicar las interacciones entre todos los mercados de una economía.
Alfred Marshall (1842-1924) sistematizó los modelos anteriores, construyendo un cuerpo de teórico coherente basado en varios modelos de formulación matemática que permitían explicar el comportamiento económico. A pesar de que las teorías y los modelos neoclásicos no fueron capaces de predecir la crisis de los años treinta del pasado siglo, y de la revolución que significó el pensamiento keynesiano en términos de abandono de conceptos como “equilibrio”, “racionalidad perfecta” o “estado estacionario”, los modelos económicos de carácter matemático basados en ecuaciones simplificadas de comportamiento continuaron siendo el paradigma dominante tras la crisis, a través de lo que se denominó como la síntesis neoclásico-keynesiana, que ligaba el comportamiento de los mercados monetarios y reales de la economía.
Hoy en día, los modelos económicos son cada vez más sofisticados, debido al avance de la econometría y a la capacidad de computación de los ordenadores, que permiten establecer y calcular procesos causales más complejos. No obstante, el carácter fundamental de los mismos sigue siendo la extracción de conclusiones deductivas, mediante la lógica matemática aplicada a una serie de ecuaciones de comportamiento.
IV. CRÍTICAS
La ciencia económica ha sido abundantemente criticada por el excesivo uso de modelos matemáticos y la simplificación de la realidad que la mayoría de ellos implican. Estas críticas se agravan cuando se producen crisis económicas que los economistas no han sido capaces de predecir ni explicar. Una de la primeras críticas sistemáticas a los modelos de la economía neoclásica fue planteada por el institucionalismo americano, cuyos autores más destacados —Veblen (1857-1929) y Commons (1862-1945)— pusieron de manifiesto el reduccionismo de los modelos neoclásicos.
El propio Keynes criticó duramente el excesivo uso de modelos matemáticos demasiado simplistas por parte de los economistas neoclásicos de su época. Algunos economistas posteriores, como Samuelson (1915) y Hicks (1904-1989), optaron por formalizar su pensamiento y sintetizarlo con el clásico mediante instrumentos matemáticos muy similares a los que criticaba Keynes. No obstante, ciertos autores post-keynesianos como Joan Robinson (1903-1983) se manifestaron en contra de la síntesis neoclásico-keynesiana. Es famosa la cita de Robinson: No sé matemáticas, así que tengo que pensar, donde se resume su espíritu crítico con el excesivo afán simplificador de sus colegas contemporáneos. Otra importante crítica es la realizada por Heilbroner (1919-2005) y Milberg (1958), que critican tanto los modelos apriorísticos de equilibrio general, como los excesos del empirismo econométrico, especialmente la creación de interrelaciones estadísticas entre variables cada vez más complejas, sin una interpretación teórica más allá del supuesto comportamiento racional de los individuos.
Más recientemente, se están produciendo fenómenos que rechazan también el uso excesivo de modelos matemáticos abstractos y poco realistas. En particular, el movimiento autisme-economie iniciado en junio de 2000 y que continúa activo, fue una rebelión de los estudiantes de economía franceses, apoyados por muchos profesores, frente a la enseñanza de la Economía basada en la mera explicación de modelos matemáticos, ignorando los factores históricos e institucionales.
La incapacidad de los modelos económicos dominantes para predecir o explicar la crisis actual ha impulsado en varias universidades críticas parecidas al movimiento autisme-economie, que ponen de manifiesto la necesidad de incluir en el análisis económico factores no modelizables mediante modelos matemáticos.
Obviamente, estas críticas no pretenden eliminar la lógica matemática ni la existencia de modelos en la Economía. Su objetivo en cambio, es corregir la situación actual en la que el uso de modelos se ha convertido en un fin en sí mismo.

José M. Díaz Pulido

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