miércoles, 9 de julio de 2014

Cualquier tiempo pasado fue mejor



La semana pasada me preguntó un familiar ¿Qué piensas del avance de los valores y la ética en la sociedad actual? Yo sin duda, le expresé que vamos a mejor. Su cara fue de sorpresa, obviamente no pensaba igual que yo. Lo que él me argumentó es algo que está en mente de muchos y que afortunadamente es una ilusión, aunque desafortunadamente tiene efectos nocivos. Mi familiar estaba horrorizado por los múltiples episodios de violencia que se desataban casi a diario en diversos países del mundo, estaba escandalizado por los numerosos casos de mujeres muertas a las manos de hombres machistas y en especial me dijo “me preocupan dos cuestiones, el barco de la economía nunca había tenido tantos agujeros, y la corrupción e impunidad de los políticos jamás había sido tan descomunal”.


De algunas de las cuestiones citadas entiendo algo y de otras menos, pero vayamos punto por punto. La idea de que los seres humanos son pacíficos por naturaleza y corrompidos por las instituciones modernas nos hizo soñar durante mucho tiempo con un pasado idílico. Sin embargo, los científicos sociales nos llaman al desengaño: no todo tiempo pasado fue mejor, sino todo lo contrario. El profesor de psicología de la Universidad de Harvard Steven Pinker sostiene que las sociedades de nuestros antepasados fueron enormemente más crueles y violentas que las de la actualidad. Esto es extrapolable tanto a los episodios de fanatismo en las calles como a los casos de violencia machista. ¿Por qué percibimos este problema como más grave, y qué pasa con la economía y los políticos? Lo que tenemos es un exceso de información, que jamás había sido tan grande. Es un error pensar que la corrupción de los políticos haya ido a más o que la economía esté más agujereada que nunca, lo que sucede en realidad es que los medios de comunicación trasladan esta información de un modo más eficaz que nunca, consiguiendo con gran éxito fijar estos asuntos en el día a día de las conversaciones de la gente.


¿Tiene esto efectos y relación con la crisis económica y con su e expansión? Sin lugar a dudas, en primer lugar porque nos hace ser conscientes en todo momento de la gravedad de la situación. Pero a su vez, se genera un nefasto efecto rebote. Ya que cuando somos conscientes de que la situación económica es peor, disminuimos nuestro consumo, lo cual a su vez genera que la situación económica esté peor y así sucesivamente. En el libro “El viaje de la felicidad” de Eduardo Punset se establece como tesis que la felicidad es la ausencia de miedo. Si tenemos en cuenta que a menudo la información que nos llega de los medios nos asusta. Debiéramos preguntarnos ¿Hacen bien o mal en nuestra calidad de vida el avance progresivo de los medios y tecnologías de la comunicación? ¿Fluyen en proporción buenas y malas noticias, o por el contrario unas son mayoría frente a las otras? Nuestra vida cotidiana está cambiando a golpe de blackberry y páginas webs.


Borja Montaño Sanz
Doctor en Economía
Profesor del Departamento de Análisis Económico Aplicado
Universidad de Alicante

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