jueves, 22 de marzo de 2012

La mercantilización del aire.

Aitor Serrano. Universidad de Alicante.

 

Hemos oído durante mucho tiempo que tenemos un problema serio al cual la sociedad, y la ciudadanía en su conjunto se enfrenta en largo plazo, no muy largo, según algunos. Hablamos sin duda del fenómeno del cambio climático. Este fenómeno que empezó ya durante la primera revolución industrial, y que en las últimas décadas ha venido agravándose, esconde tras de si elementos que nos permiten argumentar que el sistema económico, de libre mercado -con matices-, que hoy en día rige el funcionamiento económico tendrá que enfrentarse en un futuro a problemas serios. Uno de los elementos que se pone en riesgo es que haya bienes libres que por su naturaleza abundante, con el cambio climático dejen de ser tan abundantes y que por lo tanto se proceda a pagar un precio por esos bienes, hablamos pues de la mercantilización de los bienes libres. Y en concreto analizaremos el caso del aire.

El aire es un bien libre, esto es que económicamente tiene “un precio cero” porque dada su abundancia es imposible que su producción sea rentable. Ejemplos de bienes libres podrían ser: la luz del sol, el agua salada de los océanos, etc. Para estos bienes no existe un mercado como tal porque no hay productores u oferentes de dicho bien ya que, no es rentable.

Gráfica 1: situación del no-mercado del aire.

En un par de ejes donde el de abscisas es la cantidad y el de ordenadas son los precios podemos buscar cual es que punto de equilibrio de mercado. El punto A es el punto de intersección entre la demanda y la oferta, es decir, es el punto de equilibrio del mercado en el que se satisfacen las decisiones, es un punto en el que para una cantidad de bien libre, Q, existe un precio de mercado P. Nótese que la demanda (en azul) tiene pendiente negativa y queda en función del precios tal que un aumento de precios disminuye la cantidad demandada y una reducción de los mismo lleva a aumentos de las cantidades demandadas; por otro lado hemos considerado la oferta a la largo plazo porque la cantidad de bienes libres que hay normalmente, aunque es abundante, es invariable en función de los precios a lo largo del tiempo, por tanto la cantidad es, a largo plazo insensible -inelástica- a precios. Como decíamos el punto A es el punto de equilibrio y resulta, que para una cantidad de bien Q, el precio es negativo. Realmente, dado que no existen “precios negativos” en la economía, decimos que el precio es cero. P es un valor inferior a cero, por tanto no sale rentable su producción, y ello es la característica básica de los bienes libres.

Volviendo sobre la cuestión del cambio climático, este se ha visto acrecentado y causado por la emisión de gases de efecto invernadero que no solo amenazan con subir las temperaturas medias sino que además contamina el aire y lo vuelve cada vez menos respirable. Esto ha provocado una disminución de la cantidad y calidad de aire respirable. Como hemos ilustrado en la siguiente gráfica, dicho problema medioambiental ha reducido la cantidad de aire respirable tal que la oferta agregada del bien libre que quedaba únicamente en función de la cantidad, se ha desplazado hacia la izquierda porque la cantidad ahora es menor. Se pasará a un nuevo punto de equilibrio en el cual la cantidad de aire es Q' y el precio es P' que sigue estado por debajo de 0, es negativo, por tanto sigue cumpliendo la característica fundamental de los bienes libres. La intuición es simple: si cada vez hay menos aire no contaminado, cada vez hay menos aire limpio que se pueda ofrecer en el mercado, por tanto, su precio sube.

Gráfica 2: reducción de la Oferta Agregada de aire.
El problema viene cuando el proceso de reducción de la cantidad de aire es continuo y está en paralelo con la emisión de gases. Y así lo evidencian algunas estadísticas, por poner un ejemplo: entre 1990 y 2008 China aumentó sus emisiones de CO2 en un 150% según el Worldwatch Institute y ello reduce la cantidad de aire limpio que los ciudadanos chinos pueden respirar, y no es el único ejemplo del aumento de la emisión de gases nocivos. De perpetuarse esta reducción llegará el punto en el que la oferta agregada de aire haya caído hasta puntos en los que su intersección con la demanda genere puntos de equilibrio que hagan que el precio sea superior a 0. Entonces, sí saldría rentable su producción o al menos se generarían mercados en los que se vendieran métodos de obtención de aire respirable. De hecho en el mercado ya hay mascarillas de uso diario que limpian un poco el aire que se respira, y sobre las cuales el consumidor -el cliente- ha pagado un precio. Se deduce que la curva de oferta agregada se ha desplazado a puntos cercanos a la intersección entre el eje de las abscisas y la demanda donde el precio es muy cercano a cero pero que posibilita la creación de bienes, como las mascarillas, sobre los cuales es rentable su producción. Se ha procedido a la mercantilización del aire pues.

Gráfica 3: continuas reducciones de la OA de aire.
Hasta ahora nuestro análisis se ha centrado en los desplazamientos de la curva de oferta por las variaciones en la cantidad disponible, pero ahora, cabe preguntarse si es posible que cambie la demanda agregada de aire. La función de demanda agregada suma las demandas de los consumidores que se expresan en el mercado, en este caso a nivel global sumaría las funciones de demanda de los 7.000 millones de habitantes que tiene la Tierra. Esta función, decreciente porque un aumento de precios genera reducciones de la cantidad demandada, queda sujeta pues, a la cantidad de población que tiene el planeta ya que todos los habitantes necesitan respirar y componen dicha función. Diríamos que la demanda varía cuando varía la población. Por tanto:


La función de demanda que hemos gastado nos indica que: la cantidad de aire demandado está en función de los precios (p) y de la cantidad de población (letra griega phi) existente tal que, la derivada parcial de la función de demanda con respecto de la población es positiva porque un aumento de phi, de población, lleva a un aumento inmediato de la demanda. Lo que hace que la demanda sea decreciente, es la derivada parcial con respecto de los precios dado que un aumento de los precios llevaría a disminuciones de la cantidad demandada. Pero como estamos analizando una situación de precios “negativos” consideraremos cambios en la población. Evidentemente si la población mundial aumenta la demanda de aire lo hará también por tanto tendríamos que la tasa de aumento de la población mundial es igual a la tasa de aumento de la demanda en un período.

Gráfica 4: sucesivos aumentos de demanda en relación a aumentos de población
Gráficamente tenemos, que partiendo de el punto de equilibrio A que es un par compuesto por un nivel de precios negativos P y una cantidad de aire Q; y que además tenemos la cantidad de aire es fija, viene dada, para simplificar el análisis. Supongamos que hay un aumento de la población y por tanto de la cantidad de gente que necesita aire. Dado que ahora hay una mayor cantidad de población (phi) se reduce la cantidad de aire disponible para cada persona, por tanto aumenta su precio. Como la cantidad total permanece fija (no hemos introducido cambios por contaminación del aire) el punto de equilibrio nuevo sería B en el cual el precio aunque mayor que en A, seguiría siendo negativo. Si pensáramos en aumentos de población más fuertes, llegaría un momento en el que dado que la cantidad de aire es fija, se podrían alcanzar puntos como C en los que el precio sea mayor que cero y que permitirían la rentabilidad (la mercantilización) del aire. La intuición es que si la tierra estuviera muy poblada, habría quién estaría dispuesto a pagar por respirar aire no contaminado puesto que la cantidad de dicho bien por persona sería muy pequeña.

Para poder completar el análisis vamos a acercarnos un poco más a la realidad y vamos a combinar aumentos de población con contaminación y por tanto reducción del aire limpio disponible. Si la cantidad de seres humanos aumenta la demanda agregada se desplazará hacia la derecha; y si el sistema productivo continúa emitiendo contaminación al medio, la reducción de la cantidad de aire limpio, lleva a que la oferta agregada se desplace hacia la izquierda. Gráficamente tendríamos que partiendo del punto inicial A en el cual el precio es negativo (cumple la característica básica de un bien libre) si hay un aumento de phi combinado con una caída del aire limpio se pasaría a un punto como B y dicha combinación es lo suficientemente fuerte como para perturbar los precios, en el nuevo equilibrio, los precios son superiores a cero y por tanto habría capacidad de que la iniciativa empresarial actuara para obtener una rentabilidad del nuevo mercado: el mercado del aire. Lo cual explica que en los últimos años con problema de las emisiones de gases tóxicos junto con el aumento acelerado de la población, hayan aparecido productos -como las mascarillas- que ofrecen aire limpio al actuar como filtro de las partículas que lo contaminan.

Gráfico 5: efectos de una aumento de población combinado con un aumento de la contaminación del aire.
 Parece que, el sistema productivo, al menos tal y como lo conocemos hoy se ha subyugado al cortoplacismo de las decisiones y las previsiones, así como ha dejado de considerar la multidimensionalidad del proceso de producción en relación con el entorno. Lo que permita solventar esta situación que no es muy lejana a lo que en la realidad sucede es el rediseño del sistema productivo, no solo privado, para añadir a los factores que consideramos cuando decidimos el coste real de lo que vamos a hacer, es decir que cada persona y cada empresa deben ser conscientes de que toda actividad productiva genera residuos, pero que si reconsideramos nuestra posición, añadimos a nuestro análisis mas variables como las derivadas de las externalidades negativas, podemos revertir esta situación. Es necesario romper con el sistema productivo tal y como lo entendemos, asimismo debemos, desde el mundo académico, incorporarlas restricciones que suponen la limitación de los recursos y su consumo tanto en el corto plazo como en el largo. Y, ¿cómo se cambia el sistema el sistema productivo?, hay diferentes maneras dependiendo de la estructura de una economía determinada la cual viene definida por, entre otras cosas, los coeficientes de la Curva de Phillips y de la Ley de Okun. Pero para simplificar el análisis teórico, vamos a suponer cierta semejanza de las economías, y vamos a asumir que tienen una cierta capacidad de inversión.

Lo que permite el cambio de las características de un modelo productivo determinado es la innovación, el cambio tecnológico. Y es que la eficiencia de los bienes y servicios en relación no solo con la capacidad de minimizar costes en relación al precio, sino también en relación con la minimización de externalidades negativas, como la contaminación, es lo que acaba por determinar el cambio o evolución de modelo que buscamos. Es por ello que además, dado que la innovación es un factor a-cíclico (no suele ser muy sensible al ciclo ni a la evolución acumulada del mismo) nos permite que el cambio sea acumulativo también, por ejemplo los primeros ordenadores que se fabricaron ocupaban mucho espacio, y no eran muy rápidos, sin embargo la llamada “inversión en departamentos de investigación” permitió reducir su tamaño, aumentar su velocidad, y reducir costes. En último término podemos afirmar que los ordenadores se han vuelto más eficientes y han permitido no solo que se reduzca su coste de producción sino también las externalidades negativas. Los ordenadores han acumulado las innovaciones que a lo largo del tiempo se han ido incorporando por los departamentos de investigación de empresas como Microsoft, Apple, HP, Asus, etc. Este ejemplo ilustra muy bien a lo que nos referimos cuando hablamos de que el la innovación es acumulativa. Los bienes y servicios tienden a incorporar las mejoras que se les incorporan en un momento determinado en pro de una mejor eficiencia de los mismos.

Volviendo sobre la cuestión del aire, es evidente como de momento es nos es complicado desplazar a corto plazo la curva de oferta hacia la derecha para volver a los valores iniciales o semejantes. Pero si podemos cambiar las causas de que la curva se desplace hacia la izquierda. Básicamente haciendo nuestro sistema productivo más eficiente. Los países que disponen de capacidad de inversión –tanto privada como publica- deben ser conscientes que el mantenimiento de esta situación (la de la reducción de la oferta) puede llevarnos a problemas muy serios, y que la innovación en términos de reducción de los efectos de las externalidades negativas nos permitirá ganar tiempo tanto en cuanto sentamos las bases del verdadero desarrollo sostenible. El objetivo de dicha innovación deberá ser la reducción de las externalidades que provocan, en el caso de este artículo, la emisión de gases.

Por eso sugiero a título personal varias propuestas que no solo se orientan a la reducción de la emisión de gases tóxicos, para incentivar la inversión en departamentos de investigación:
  • La creación de un fondo nacional de investigación para que los recién salidos de la universidad puedan presentar sus proyectos de investigación y reciban una beca para su desarrollo orientado a que dicho producto genere una patente más eficiente y que su transmisión o venta a una empresa permita rembolsar una tanto por ciento simbólico al fondo para la financiación de nuevos proyectos.
  • La creación, desde la escuela, de una conciencia innovadora, esto implica no solo implantar las asignaturas de ciencias a toda la educación secundaria obligatoria, sino que es necesario fomentar desde los libros de texto una visión mas amplia de las decisiones tal que se conciencia a la ciudadanía del problema ambiental que tenemos, y de que la producción genera externalidades.
  • La creación de un cuerpo nacional de funcionarios investigadores. Igual que hay profesores, médicos, etc. es interesante que exista un grupo de funcionarios que mediante la administración por objetivos, tengan la función de investigar sobre la producción de bienes así como sobre la eficiencia ecológica. Una parte de la inversión en este conjunto de funcionarios puede ser recuperada mediante la venta de patentes y diseños. Cuando hablamos de funcionarios como es evidente, necesitamos acometer brevemente la cuestión de que sean ineficientes -“perezosos” hablando coloquialmente-. Bien, la cuestión queda solucionada por la administración por objetivos, pero es conveniente realizar exámenes periódicamente para comprobar que se mantienen los conocimientos sino que se dispone de la motivación suficiente como para permanecer en el cuerpo de investigadores.
  • En el ámbito privado es más complicado incentivar la investigación desde el estado. Per aun así hay ideas interesantes como la exención de impuestos por un tiempo determinado (1 o 2 años) pagados por trabajador (IRPF) para la empresa que contrate investigadores, es decir, que si la empresa contrata personal investigador esta no pagará IRPF por estos investigadores durante un tiempo.
  • Asimismo las empresas que por su naturaleza en el mercado necesiten una gran cantidad de científicos, se les puede subvencionar la incorporación de su sede social en los recintos de las propias universidades para que ella misma pueda tener sinergias con las facultades y pueda ir orientando a un grupo de
    alumnos mediante programas de formación mixta empresa-universidad que la propia institución académica puede diseñar.
Con las propuestas expuestas hay que matizar que no están orientadas única y exclusivamente al problema de la mercantilización del aire, sino que las externalidades negativas abarcan más ámbitos como el deterioro de la fauna, o la puesta en riesgo del régimen de biocenosis de una determinada zona.

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